Partiendo del principio que dirigir es enseñar a aprender.
Un
líder, tiene que identificar las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas, de forma individual, de cada uno de los miembros del grupo. Es muy importante tener capacidad de visión, es decir, empezar a ver las personas como pueden llegar a ser, y a partir de ahí, planificar su desarrollo profesional, que debe de ir paralelo al personal, dado que, si van disociados, acaban fracasando.
Un
líder tiene que planificar, saber a dónde quiere ir, en qué plazo, con qué recursos cuenta y de qué opciones dispone. Es un recorrido que va desde el estado presente al estado deseado, dividido y planificado por etapas. Se trata de diseñar las estrategias precisas en cada momento, a base de ir analizando la ecuación rentabilidad esfuerzo, teniendo en cuenta el feedback o información de retorno.
Un
líder tiene que saber establecer metas; éstas deben de ser: retadoras, realistas, importantes, específicas, cuantificables o medibles, dentro de un marco temporal y, en base a un plan determinado.
Un
líder tiene que tener a su equipo motivado, cuidando en todo momento los tres motores que impulsan a la persona: intrínsecos, extrínsecos y transcendentes. La gente trabaja porque se les paga, el salario debe de ser digno (extrínseco); se siente un profesional (intrínseco) y contribuye al bienestar de la organización y de la sociedad en general (transcendente).
Hay que tener en cuenta que la motivación es la que proporciona la energía para desenvolver la acción que conduce a la meta. Es decir, es la causante de la activación, del mantenimiento, de la persistencia, de la dirección, del disfrute y de la intensidad con la que se manifiesta el comportamiento.
Un
líder tiene que dirigir en base a competencias, en ese sentido, debe establecer las áreas clave de cada miembro del equipo, con sus correspondientes criterios de rendimiento, además, tiene que informar de forma precisa, objetiva y puntual de su desempeño, así como del avance en la consecución de los resultados.
Un
líder tiene que saber cuándo debe de estar más centrado en la tarea o en la persona, con el doble objetivo: alcanzar las metas planificadas, tanto en cantidad como en calidad, así como, la satisfacción de sus colaboradores.
En situaciones extremas el líder es más efectivo cando se centra en las tareas. Consideramos situaciones extremas: buena atmosfera de trabajo, tareas bien estructuradas, un alto grado de recompensa y en las que el control es muy bajo, mala atmosfera, tareas desestructuradas y un escaso poder de recompensa.
Si el nivel de control es mediano, el líder es más efectivo cuando se centra en la relación.
Un
líder también tiene que tener en cuenta, que en situaciones de alto estrés, tiene que echar mano de su experiencia, dejando en segundo lugar su inteligencia; en cambio, en situaciones de bajo estrés, la inteligencia debe de ocupar el primer plano y la experiencia debe de pasar a un segundo lugar.
Un
líder tiene que ser visionario, inspirar confianza, saber motivar, ser justo, ser asertivo, tener empatía, ser flexible, estar bien informado, tener capacidad de decisión y saber comunicar.
Manuel Rivero